Que el 2020 quedará grabado en la memoria colectiva no hay duda pero, como bien sabes, no tengo ninguna intención de anclarme en la queja y, hace ya unos años que intento sacar los aprendizajes de todo en esta vida. Así que hoy, en ésta última entrada del año, quiero invitarte a reflexionar sobre toooodas las oportunidades que nos ha brindado este AÑO HORRIBILIS.
La pandemia llegó sin avisar y nos ha tocado adaptarnos a muchas cosas para las que no estábamos preparadas. De forma brusca. Sin posibilidad de planearlo ni ponerlo en práctica poco a poco.
Si lo piensas bien, eso es la leche.
Sí, LA LECHE. Nos hemos demostrado a nosotras mismas que somos la ostia. Por si alguna lo dudaba. Si normalmente una madre es una mujer de incontables poderes, con esta pandemia hemos descubierto que los nuestros son infinitos. ¡Somos capaces de tannnntas cosas que antes pensábamos imposibles!
Te invito a que antes de seguir leyendo hagas una lista y escribas TODO lo que has sido capaz de hacer este año y que nunca te habías planteado que eras capaz de hacerlo. ¿Lo harás?
Personalmente, pienso que ha sido un momento que, lo queramos o no, nos ha obligado a crecer emocionalmente hablando. En general -al menos muchas de las que estáis por aquí- nos hemos permitido llorar, enfadarnos, frustrarnos…emociones todas ellas que antes de la pandemia, aunque nos sabíamos de sobra la teoría, a más de una nos costaba poner en práctica. ¿O no? Hemos empezado a desarrollar ciertas habilidades para gestionar desde dentro, desde nuestro interior, todo lo que hemos y estamos viviendo. Y ESO ES LA BOMBA.
Este año, también hemos estado mucho más tiempo en familia (y en pareja) del que estábamos acostumbradas, y ello ha supuesto todo un reto. Nos hemos dado cuenta de lo difícil que es educar desde el respeto, pero mucho más difícil -e inútil- educar con gritos y castigos, por lo que muchas familias hemos optado por revisar nuestras formas de criar dando un paso -o muchos- hacia una educación mucho más consciente.
Hemos aprendido a conectar. Con nosotras mismas y con nuestros hijos. Y, querida mía, créeme si te digo que eso es algo muuuy grande. Es el primer paso para el respeto. Al prójimo y a una misma, que qué carallo, si no nos respetamos a nosotras mismas primero, no hay respeto posible.
Hemos aprendido tanto…que yo sólo puedo dar las gracias al universo y a ti. Porque sin ti esto no tiene sentido. Porque sin ti yo no habría crecido de la misma forma en que lo he hecho. Porque gracias a ti cada día soy mejor y aprendo cosas nuevas. Porque gracias a ti estoy luchando por mis sueños. Porque gracias a ti cada día me cuestiono cosas. Porque sin ti mi vida sería muy diferente…Así que GRACIAS.
GRACIAS POR ESTAR.
GRACIAS POR SER.
GRACIAS POR DEJARME ESTAR.
Raquel.